![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj97IRXy44oK9jgSs01EYllRUz0LM7BH7emIxaezeNe4csMsO8yePEP0Vm2lnNCvyxJEea7XiXd6k1SB1s4fkgbEI7S06UAkNcMyxda44p56jEQwgHnPo2zrzc0g_nriKM69QN9excuOA/s320/nemawashi-interrogante.jpg)
Me caigo y me levanto. Sé que me acabo de tropezar con algo pero no sé qué es. Quizás sí, pero niego querer darme cuenta. Voy al baño muy sonriente por algo que me hizo mucha gracia y me miro al espejo. Me siento ridículo al verme sonreír porque veo todos los defectos en mi cara. Maldito espejo. Dejé de sonreír por ese espejo que acaba de mostrarme lo que mis ojos nunca ven: mi reflejo. Ya que estoy aquí comienzo a practicar sonrisas para que cuando me vea alguna mujer diga: -¡que sonrisa más bonita tienes!. Ahora me siento más ridículo.
Voy hacia mi habitación y me acuesto en mi preciada cama con la mirada apuntando al techo. Algo tengo que hacer en ese techo porque lo veo demasiado blanco. O quizás es amarillo pero como hay poca luz no se ve el color original. Entonces tengo que agregar más luz. Quiero darme una ducha pero hay un problema, tendría que cruzarme otra vez con ese maldito espejo. Voy a intentar entrar al baño tapándome los ojos.
Me caigo y me levanto. Sé que me acabo de tropezar con algo pero no sé qué es. Quizás sí, pero niego querer darme cuenta. Estoy triste y no sé por qué. Quizás debe ser porque mi sonrisa afea mi cara; pero la tristeza afea el alma. Es hora de tomar decisiones uno mismo y no depender de lo que digan los demás. Voy a hacerlo aunque mi cara se vea defectuosa, porque prefiero tener un alma reluciente a dejar de sonreír. Voy a entrar en ese baño, mirarme al espejo, ducharme y sonreír.
Miro la hora y creo que todavía no pasaron ni dos minutos. Resulta muy extraño porque hace media hora tampoco habían pasado ni dos minutos. ¡Ahora sí voy a ducharme y no esperaré ni un segundo más porque veo que estoy perdiendo el tiempo!. Dicen que el tiempo es oro y tienen mucha razón porque cuando se pierden ambas cosas es casi imposible volver a recuperarlos. No sé por qué pienso tantas cosas si solo quiero ducharme. Es más difícil entrar en la ducha que ser feliz. ¿Ser feliz?. Si continuo pensando tanto me voy a caer.
Me caigo y me levanto. Sé que me acabo de tropezar con algo pero no sé que es. Quizás sí, pero niego querer darme cuenta.
Pablo Claro
Voy hacia mi habitación y me acuesto en mi preciada cama con la mirada apuntando al techo. Algo tengo que hacer en ese techo porque lo veo demasiado blanco. O quizás es amarillo pero como hay poca luz no se ve el color original. Entonces tengo que agregar más luz. Quiero darme una ducha pero hay un problema, tendría que cruzarme otra vez con ese maldito espejo. Voy a intentar entrar al baño tapándome los ojos.
Me caigo y me levanto. Sé que me acabo de tropezar con algo pero no sé qué es. Quizás sí, pero niego querer darme cuenta. Estoy triste y no sé por qué. Quizás debe ser porque mi sonrisa afea mi cara; pero la tristeza afea el alma. Es hora de tomar decisiones uno mismo y no depender de lo que digan los demás. Voy a hacerlo aunque mi cara se vea defectuosa, porque prefiero tener un alma reluciente a dejar de sonreír. Voy a entrar en ese baño, mirarme al espejo, ducharme y sonreír.
Miro la hora y creo que todavía no pasaron ni dos minutos. Resulta muy extraño porque hace media hora tampoco habían pasado ni dos minutos. ¡Ahora sí voy a ducharme y no esperaré ni un segundo más porque veo que estoy perdiendo el tiempo!. Dicen que el tiempo es oro y tienen mucha razón porque cuando se pierden ambas cosas es casi imposible volver a recuperarlos. No sé por qué pienso tantas cosas si solo quiero ducharme. Es más difícil entrar en la ducha que ser feliz. ¿Ser feliz?. Si continuo pensando tanto me voy a caer.
Me caigo y me levanto. Sé que me acabo de tropezar con algo pero no sé que es. Quizás sí, pero niego querer darme cuenta.
Pablo Claro
No hay comentarios:
Publicar un comentario