Bienvenido Nº: TU A LO TUYO!!!

miércoles, 12 de agosto de 2009

MENTIRAS PIADOSAS


No me gusta mentir, pero lo hago. Pero lo hago para no comprometer a nadie, ni a mí, por supuesto. ¿Es bueno o es malo mentir?. Yo miento muy pocas veces... Mentira, lo hago muy seguido. No puedo dejar de hacerlo.
Cuando me enamoro miento para enamorar, cuando me peleo miento para recomponer. Cuando estoy en peligro miento para zafar. Nadie se da cuenta de mis mentiras así como yo no me doy cuenta cuando lo hacen conmigo, pero en esta vida está todo permitido. ¿Cómo saber cuándo alguien dice la verdad o no?. Imposible. Dicen que la mentiras tienen patas cortas...pero los altos también mienten.
No me gusta mentir, pero lo hago. Cuando me ofrecen algo para comer casi siempre digo: ”no gracias ya comí” y es mentira. Algunos mienten con la mirada, otros con una sonrisa, también están los que lo hacen con el silencio. De muchas formas se puede mentir. Mienten los grandes. Mienten los chicos. Todo el mundo miente. ¿qué es la verdad y qué es la mentira?. La mentira sería que todos dicen la verdad, pero la verdad es que todos mienten. ¿Cuándo una mentira es chica y cuándo es grande? Creo que no existe tal diferencia.
No me gusta mentir, pero lo hago. Soy muy sincero al decir que soy un mentiroso, y es por eso que siento un gran alivio al decirlo. Ahora me siento mucho mejor, como si hubiese viajado con mucho equipaje y volviese con poco o nada. Creo que la mentira es más que una simple maleta, es como un depósito de cosas y que uno no sabe qué es lo que tiene. ¿O es un cofre vacío?. Igualmente nunca lo sabré porque puede tratarse de una simple mentira.
Miénteme que me gusta. Trato de pensar cuál fue la última mentira que dije y cuál fue la primera. Pero si lo digo estaría mintiendo porque no lo recuerdo...¡Entonces sería ésta mi última mentira!.
Lo peor de todo no es mentirle a la gente, sino mentirse a uno mismo. “No hay peor mentira que la verdad a medias“. Es una buena frase pero no sé si es verdad.
No me gusta mentir pero lo hago, ¿y lo peor de todo esto saben lo qué es?...que estoy diciendo la verdad.


Pablo Claro

martes, 21 de julio de 2009

¡CRUZ!



En el hospital de mi ciudad casi todos los días nacían chicos. Sé que no hay nada de raro en que sucedan esas cosas porque es muy normal que así sea, pero lo curioso fue que uno de esos días nacieron dos chicos al mismo tiempo, y las enfermeras, con el apuro que tenían, se habían olvidado a quién pertenecía cada niño. Una de ellas dijo: -¡Tiremos una moneda al aire y así decidiremos a qué madre entregaremos cada niño!.
-¡Cruz! Se escuchó decir a una de ellas, y fue así que Lucas fue a parar a la familia Pereyra, y Nahuel a la familia Castro.
Estas dos criaturas comenzaron a crecer con vidas diferentes porque, Lucas pertenecía a una familia muy pobre; en cambio Nahuel en una muy poderosa y rica. Lucas nunca tuvo un juguete porque sus padres no tenían dinero para hacerle un regalo, ni siquiera en su fecha de cumpleaños. Pero él era muy feliz porque recibía todo el cariño que necesitaba y que seguramente suplantaba todo lo material. En cambio Nahuel lo tenía todo. No le faltaba absolutamente nada.
La vida transcurría y ellos crecían. Hasta que un día se conocieron en el bar de la universidad donde ellos estaban estudiando. Se miraron a los ojos. Sabían algo que los demás no sabían, pero no se daban cuenta de lo que era. Nahuel invito a un café a Lucas porque se dio cuenta que éste no sólo no llevaba dinero, sino que su vestimenta delataba su pobreza.
Antes de conversar Nahuel dice: -Siéntate.

-No, por favor, siéntate tú primero. Respondió Lucas con un poco de timidez.
-¡Está bien! acotó Nahuel -¡Tiremos una moneda al aire y así decidiremos quién se sienta primero!.
Obvio que el que tiró la moneda fue él mismo porque Lucas no llevaba ninguna. La moneda quedó cerca del pie de Lucas y éste la miró y dijo: -¡cruz! Y uno de ellos se sentó primero.
Comenzaron a hablar de muchas cosas, algunas materiales y otras espirituales. Nahuel hablaba de su coche nuevo, su piso a estrenar y de muchas cosas que sólo el dinero puede comprar. En cambio Lucas sólo hablaba de sus padres y de todo el cariño que le dieron, porque era lo único que le habían podido ofrecer. Y orgulloso de haberlo recibido. En ese entonces comenzaron una gran amistad. Nahuel pasaba a buscar a Lucas todos los días por su casa para ir juntos a la universidad, a bailar, de compras. Eran casi como hermanos.
Un día, saliendo para hacer deportes por el parque conocieron a dos chicas. Eran hermanas gemelas. Los dos quedaron enamorados a primera vista, pero había un problema, ¿Quién se quedaba con quién?. Entonces Lucas dijo : -Arrojemos una moneda al aire y el ganador decide.

-¡Está bien! Respondió Nahuel sonriendo.
La moneda cayó al suelo y se escuchó decir -¡ Cruz!. Y a uno de ellos le tocó elegir. Casualmente las chicas habían hecho exactamente lo mismo para tomar una decisión porque los dos eran muy apuestos. Iniciaron una relación excelente entre los cuatro, a tal punto que pasaban los meses y se afianzaban cada vez más como parejas. Luego de un tiempo Nahuel y Lucas se casaron con las gemelas y fueron a vivir al mismo barrio sólo para estar juntos, porque la amistad que habían forjado era tan fuerte que ni siquiera el peor de los errores podría separarlos. Eran muy felices. Tuvieron hijos y Nahuel llenaba de regalos no sólo a los suyos, sino también a los de su amigo porque conocía su pasado y no quería que los pequeños pasaran por lo mismo.
Hasta que un día, los dos salieron a pasear en el coche de Nahuel, cuando de repente un camión se les cruzó por el camino. El vehículo dio tantas vueltas que la gente que estaba observando, corrieron urgente para ayudarles. Desesperación total.
Pero en otro lugar, en uno casi desconocido llamado “cielo”, casualmente ya se encontraban estas dos personas a las que sus vidas fueron cambiadas por el azar. Asustados los dos se preguntaban donde estaban, hasta que se les presentó Dios y los serenó diciéndoles:
- Calma hijos, quiero contarles algo: ustedes llevaron vidas equivocadas en familias que no eran las suyas, pero se han portado de una manera muy humana y solidaria entre los dos, y más tú Nahuel que has estado con una familia adinerada y has ayudado a Lucas. Y es por eso que dejaré que sólo uno baje para seguir con su vida, así que decídanlo y me lo hacen saber.
Fue en ese momento cuando Lucas y Nahuel se miraron a los ojos al mismo tiempo. Se les notaban sus nervios, sus ansiedades por saber quién se quedaba y quién no, hasta que Nahuel comenzó a sonreír. Lucas lo observaba sorprendido como no entendiendo su risa, y Nahuel con voz graciosa le dice: - ¿Alguien tiene que bajar, no?. - ¡Sí! Dice el otro que todavía no salía de su asombro. - Bien, dijo Nahuel, -Entonces arrojemos una moneda al aire y el que gana se queda. Lucas cambió su cara y comenzó a reír. Y mientras la moneda giraba en el cielo, en la tierra todo era desesperación, sonido de sirenas, ambulancias, llantos, etc.
Y así fue que esa vez el azar no pudo con ellos porque la moneda cayó, pero en el cielo ... Se quedaron los dos.

Pablo Claro

miércoles, 15 de julio de 2009

SENTIRSE UNO MISMO



Me siento extraño. No me veo los pies. Ahora sí, ¿por qué será?. Quiero levantarme pero olvidé que ya estaba de pie. Mejor me siento. Espero no estar sentado ya.
Me siento extraño. Camino por el techo, las paredes. Todo es suelo para mí. Voy a bajar. ¿Pero, bajaría a dónde?. ¿Al suelo o al techo?.¿Y si el techo no era techo, era la pared?. ¡Pero si todo era suelo!. Mejor me quedo aquí donde estoy. Doy cien pasos y siento que estoy en un mismo lugar. ¡Que increíble, cien pasos!¡Eso quiere decir que para ir a la cocina tendría que dar casi un millón de pasos!. Creo que es mucho. Mejor me tranquilizo.
Me siento extraño. Estoy sólo en mi habitación. No parece ser mi habitación, parece un lugar desconocido. Esa cama no es mía, pero ese techo y esas paredes sí lo son. Perdón, el suelo es mío. Alguien tuvo que modificar algo en mi ausencia. ¡Pero si nunca me fui!. Mejor dejo de pensar eso.
Me siento extraño. Tengo tantas ganas de salir. ¿Qué me estará esperando ahí fuera?. ¿Alguien, algo?. Si es alguien... ¿cuántos?. Y si es algo... ¿qué?. ¿Será bueno o será malo?. Porque alguien bueno no es lo mismo que algo bueno, y alguien malo no es lo mismo que algo malo. Mejor no salgo.
Me siento extraño. Me gustaría conocer cosas nuevas asi me motivan para querer seguir haciendo otras cosas, o sea, cosas viejas que antes fueron nuevas y otras cosas nuevas. Me gustaría conocer otros lugares que no registro, como por ejemplo: otras habitaciones. Seguramente el que conozca la mía sentirá lo mismo que yo. Pero no sé que es lo que siento porque no conozco otros lugares. Mejor dejo de pensar por los demás.
Me siento extraño. Acabo de dar otros cien pasos y veo lo mismo pero en un ángulo diferente. El problema es ese, sigo viendo lo mismo. Creo que abandonaré el hecho de ver lo mismo cuando deje de sentirme extraño, cuando pueda verme los pies, cuando sepa diferenciar el techo, la pared y el suelo, cuando no importen los pasos que tenga que dar para ir a alguna parte, cuando deje de sentirme sólo, cuando identifique lo mío a simple vista, cuando salga y enfrente lo que me espere afuera, cuando no importen los que son o lo que es, cuando conozca esas cosas o lugares nuevos, y cuando deje de pensar por los demás y lo haga por mí mismo. Ahí sí voy a ver algo diferente. Creo que siendo como uno es, se pueden lograr muchas cosas, es más, casi todo lo que uno se proponga. Voy a levantar la bandera de la personalidad y decirle al mundo que aquí estoy y aquí estaré, y que nunca, pero nunca, voy a renunciar a lo que soy... Un simple cienpiés.

Pablo Claro

miércoles, 8 de julio de 2009

CAMBIAR...



Todos los días a las cinco de la tarde salgo a caminar por el barrio hasta llegar a una plaza donde elijo el mismo banco de siempre, para sentarme a leer un libro y escuchar la radio. Hasta que un día me dije a mí mismo: -¿Por qué siempre tiene que ser así?. Esta rutina no me gusta para nada. Tengo que cambiar, no sé qué, pero tengo que hacerlo. Observaba a mi alrededor como buscando otro sitio donde ubicarme y fue ahí cuando me di cuenta que no hacía falta cambiar de lugar, sino modificar lo que hasta ahora había establecido como rutina.
Dejé el libro a un lado, guardé la radio y comencé a observar todo, absolutamente todo. Veía una flor y pensaba: ¿me estará observando esa flor como yo lo estoy haciendo con ella?, ¿tendrá las mismas dudas que yo?, ¿qué pensará de mí?. No podía permitirme hacer tantas preguntas a cerca de esa planta porque en definitiva era eso, una planta. Entonces seguí observando, cambiando el rumbo de mi visualización. Enfoqué mi mirada hacia un pájaro que estaba encima de un árbol y pensé: ¿Cómo habrá sido el pasado de las aves? ¿Qué guardarán sus generaciones pasadas para que un pájaro apenas toque suelo o algún lugar firme, comience a mirar hacia ambos lados como con desesperación por temor a lo que le fuese a suceder?. Que linda es la libertad, pero que feo es ser libre y tener miedo. Me dio tanta pena ese pájaro que dejé de prestarle atención.
Era muy interesante todo lo que había a mi alrededor, pero sin embargo era lo mismo que durante toda mi vida había crecido a mi lado y no me había dado cuenta. Después pasó un señor con su hija y ésta se quedó observándome por unos segundos. Yo la miré, le sonreí para hacerle alguna gracia, pero nada, la nena estaba tan concentrada fijándose en mí que hasta perdió el paso que llevaba su padre. ¿Qué le habrá pasado por la cabeza a esa niña?. Yo no recuerdo que me pasaba por la cabeza de niño, sí recuerdo lo que tenía, pero eso no me sirve porque lo material se ve, pero lo interior solamente podríamos llegar a verlo si nos lo muestran.
Todo lo que siempre fue igual comenzó a ser diferente. Hasta llegué a pensar qué hacía yo con los brazos y las piernas cruzadas. Locuras mías. Nadie entendería si quisiera explicar lo que siento. También llegué a pensar qué sería de esa gente, la cual me ven todos los días sentado en el mismo sitio. Seguramente no pensarían que hoy estoy pensando otra cosa.
Al cabo de un tiempo ya estaba harto de mi cambio. Cansado de querer y tener que esforzarme para que ese día fuese diferente. Entonces fue cuando crucé mi pierna nuevamente, saqué la radio que había guardado, me acomodé en ese banco de toda la vida, miré hacia ambos lados y... seguí leyendo mi libro.


Pablo Claro

lunes, 25 de mayo de 2009

NECESIDADES



Necesito una escalera para subir al cielo, visitar a los seres queridos y volver. Perder en el juego para tener revancha. Un deseo más de algún genio, para volver a pedirle tres más. Aburrirme, divertirme, llorar o enojarme para saber que existo. Necesito amigos, no sólo para decir que los tengo, sino que realmente los necesito. Necesito gastar dinero para decir que lo tuve, volver a nacer para contar lo vivido, que me escuchen, que me entiendan y que no me ignoren.. Que el color de piel no nos hace más fuertes o más débiles. Necesito un minuto para pensar qué más necesito. Necesito que me digan: “te necesito”. Necesito que acaben con eso de siempre, que el castigo de los culpables caiga sobre los inocentes. Necesito pelearme porque necesito reconciliarme. Necesito que me digan todos mis defectos, pero también algunas de mis virtudes. Necesito que me saluden. Necesito ser yo mismo para que se den cuenta de mi verdadero yo. Necesito librar una batalla, pero no con armas, sino con besos y abrazos. Necesito que expliquen por qué el dinero mueve al mundo. Necesito un beso, porque necesito comenzar por algo. Necesito saber, después de cada borrachera, de quienes son los números de teléfono que tengo en mi bolsillo. Necesito tener más bolsillos. Necesito educar y que me eduquen, llamar la atención, ser querido, quererme a mi mismo. Y necesito enamorarme, para satisfacer todas mis necesidades.
Pablo Claro

sábado, 23 de mayo de 2009

PENSAR EN POSITIVO


Cuando las cosas no salen como uno quisiera, cuando la verdad se transforma en duda, cuando las reacciones ya no son las mismas, cuando el miedo supera a muchos y cuando esos muchos te superan en número. Cuando fracasas, y cuando vuelves a fracasar. Cuando pierdes la fé. Cuando la recuperas y te la vuelven a quitar. Cuando no conocen la verdadera verdad; cuando la verdad duela, cuando el ratón que tiene que quitarte la espina titubea, cuando el ratón se va sin quitarte la espina. Cuando te sientas solo, cuando estés solo y te sientas traicionado. Cuando una mano tapa muchas bocas; cuando ya no haya bocas que te acompañen; Cuando no hayas aprendido la lección, cuando hayas perdido el valor a decir las cosas, cuando creas que está todo perdido; cuando el camino que hayas tomado no fuese el correcto, cuando lo corecto hubiese sido hacer lo correcto, cuando ya sea tarde para todo, cuando estés triste, cuando ves triste a la gente que te ve triste; cuando envidian lo que eres y no lo que tienes. Cuando no tienes nada. Cuando dejes de pensar en positivo... piensa en positivo.
Pablo Claro

viernes, 22 de mayo de 2009

LO BUENO Y LO MALO




¿Qué significa ser bueno o ser malo?. ¿Cuándo una persona es Buena?, ¿cuando hace las cosas o cuando no las hace?. ¿Y cuándo es mala?, ¿cuando hace o cuando no hace?. Si yo hago algo malo, pero por una buena causa...¿Es malo o bueno?. Creo que no hay una definición exacta de lo bueno y lo malo porque se mezclan constantemente. El ejemplo más famoso es el de Robin Hood, que le robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Robar es malo, pero ayudar es bueno.
Yo quiero ser una persona mala, porque cuando haga algo bueno los voy a sorprender, porque las sorpresas son buenas...¿O son malas? Mejor quiero ser una persona buena, porque cuando haga algo malo, no van a creer que fui yo, porque soy bueno. Pero eso sí es malo.
“Qué bueno sería ser malo”. Sin embargo cuando ya se es malo tendría que decir: ”Qué malo sería ser bueno”.Viajar es bueno porque conoces lugares, personas, experiencias nuevas, pero es malo porque te alejas de tu familia, tus amigos, tus cosas. Siempre tiene que existir el mal para que exista el bien.
Están los que se hacen los buenos y los que son buenos. También están los que se hacen los malos y los que lo son. El que se hace el bueno dice que te ayuda. El bueno te ayuda. El que se hace el malo dice que con su mano arrancaría tu cabeza de un zarpazo. Pero con el que es malo...Es mejor hacerse el bueno.
Es muy bueno amar y es malo odiar. Amar sería lo bueno y odiar sería lo malo, pero hay quién ama lo malo y también hay personas que odian lo malo y eso es bueno. ¿Es malo morir? Sería bueno saberlo. Yo sé que estoy loco y no sé si es bueno o malo, de lo que sí estoy convencido es que vivir es muy bueno, pero lo malo...es no saber hasta cuando.


Pablo Claro

martes, 19 de mayo de 2009

APRENDER A VALORAR


¿Cuántas cosas perdemos por no valorarlas? Creo que no hay un número exacto porque día a día vamos perdiendo infinidades de cosas. Una madre, un padre, hermanos que creemos que son los más insoportables del mundo pero cuando crecen son ellos los únicos que nos dan su apoyo. Hay que aprender a valorar las cosas porque sino se van, vuelan, buscan otros brazos, otros ojos, otras palabras, en definitiva, buscan esas cosas que no les dimos por no valorarlas. Regalemos caricias, besos, abrazos, risas. Regalemos mucho amor porque todo se va. Apoyémonos en quien confía en nosotros y demos rienda suelta al cariño, a esa alegría que a veces ocultamos por enfados absurdos. Pensemos bien cuales son los verdaderos problemas y después tomemos una determinación, pero primero es escuchar al otro.
Si hace falta llorar, hagámoslo, nadie se ha muerto por soltar unas lágrimas. Si tenemos que pedir perdón pidámoslo, porque quizás después ya sea tarde, que en realidad siempre lo es. Valoremos lo que tenemos, no lo perdamos, cuidémoslo como si fuera ese dinero que juntamos de toda la vida en ese colchón, como ese papelito que te regaló un ser querido y nunca lo has querido tirar, como esas palabras de aliento que llegan de quien más quieres. Comencemos a partir de hoy mismo a valorar lo que tenemos, porque el ayer ya se perdió por no hacerlo. Cuantas dudas vienen a mi cabeza al saber que pude haber hecho cosas y que no las hice. ¡Claro que estoy arrepentido! ¡Quién no lo estaría!... ¿Saben realmente quién no estaría arrepentido? La persona que le dio la espalda al amor.
Reflexionemos día a día qué es lo que hacemos mal, nos guste o no nos guste. Aprendamos de nuestros errores, porque esa es la mejor escuela que uno pueda llegar a tener en la vida. No nos olvidemos de la gente, no nos quedemos con las ganas de decir “te quiero” o “te necesito” porque sino pasará a ser parte del ayer, y recordemos que el ayer ya se perdió. Hoy me tocó a mí perder por no mirar el ayer, mañana te puede tocar a ti, así que, no dejes las cosas para otro momento, la vida es hoy, valorar es hoy, perder es ayer y posiblemente mañana. ¡Claro que hay que trabajar duro para conseguir lo que queremos!, pero no pequemos del vicio del tiempo, porque nos hacemos viciosos de los tiempos en que podríamos hacer otras cosas, como por ejemplo, utilizar ese tiempo con tu familia, tu pareja, tus amigos, etc. Cuántas veces me han dicho “la vida es una sola” y no le hacía ni caso.
Lamentablemente sufrimos por el ayer, porque el hoy todavía no está escrito y depende exclusivamente de nosotros, de lo que hagamos, de lo que digamos o de cómo valoramos las cosas. Aprender a valorar… esa es una buena lección para el día de hoy.

Pablo Claro
Para toda mi gente, para los que están, y para los que no, pero seguirán en mi corazón.

lunes, 18 de mayo de 2009

ESTAR VIVO



No hay como sentarse en la arena de alguna playa. No hay como oler el aire cuando está a punto de llover. No hay como escuchar una buena canción que nos transporte al pasado. No hay como el primer beso o el primer abrazo. No hay como sentarse después de una larga caminata. No hay como ayudar a quien realmente lo necesita. No hay como conseguir los objetivos deseados. No hay como haberlo intentado después del fracaso. No hay como el reencuentro con los seres queridos. No hay como la sonrisa de aquel que hace un momento estaba llorando. No hay como ver crecer a los hijos. No hay como ver las caras de nuestros padres al vernos crecer. No hay como el viento fresco cuando hace calor. No hay como un rayo de sol en un lugar oscuro. No hay como enamorarse una y otra vez. No hay como mirar la hora y darse cuenta que todavía es temprano. No hay como tener buenos amigos. No hay como festejar las cosas por más pequeñas que sean. No hay como sentirse querido por muchos. No hay como beber agua cuando tenemos sed. No hay como equivocarse y admitir los errores. No hay como gritarle al mundo que uno es feliz. No hay como tener buenos amigos. No hay como amar y ser amado. No hay como sentarse, oler, escuchar, besar, caminar, ayudar, intentar, conseguir, reencontrarse, sonreír, ver, enamorarse, festejar, sentir, beber, equivocarse, gritar, tener, amar... No hay como estar vivo.

Pablo Claro

viernes, 1 de mayo de 2009

EL OBSESIVO


Ayer me puse a sumar todos los momentos felices de mi vida. Todo era muy positivo. Hasta que comencé a restarlos con las cosas malas que tuve. Ahí  la situación dio un giro negativo. Había muchas cosas negativas, casi tantas como positivas, pero la balanza estaba un poco inestable. 
Después se me ocurrió multiplicar el tiempo ganado entre cosas malas y buenas, pero lamentablemente tuve que dividirlo con el tiempo que perdía entre las cosas malas, las buenas y el tiempo ganado. La vida parece una ecuación simple, porque a simple vista pareciera que es así, pero los ejemplos mandan: Si una pareja se junta y tienen un hijo la ecuación sería imperfecta, porque uno mas uno no serían dos, sino tres. ¿Pero si tienen mellizos, o trillizos? Entonces uno mas uno ya no serían tres, sino cuatro o cinco. Cada vez peor. 
Por un lado sumé las veces que estuve enamorado y por el otro las veces que fui engañado. ¡Que loco! Porque me di cuenta que fui más veces engañado sin haber estado enamorado. Me enamoré pocas veces. Me desenamoré muchas. Quise sumar las horas vividas, pero... ¿cuándo dejaría de contar?. 
Voy a contar los pasos que doy hasta llegar al trabajo. Creo que se me va a hacer imposible porque voy muchas veces al baño antes de salir, además siempre olvido algo en la mesa y tengo que volver. Sería comenzar otra vez, y lo que esta empezado no tiene el mismo sabor que lo nuevo.  
Tengo que sumar las veces que saludo a la gente y restarlo con las veces que la gente me responde el saludo. Pero hay veces que no lo hacen y quedo haciendo señas con la mano como un idiota. Bueno, eso no lo contemos. Mejor voy a contar las veces que me equivoco. (...) todavía no me equivoqué. ¿Pero qué hago entonces, lo resto?. ¿Restarlo con qué?. ¿Cómo hago para que el hecho de equivocarme lo pueda restar con el hecho de “no” equivocarme si no me equivoqué?. Entonces si no lo puedo hacer será porque debo estar equivocado. ¡Ahí está, me equivoqué!. Uno a cero. 
Me estoy aburriendo con todo esto. Podría restarlo, pero no, mejor no. Dicen que soy un obsesivo con todo eso de las sumas y restas, pero no les hagan caso. Yo no soy así. Lo habrán dicho unas diez veces nada más, de las cuales cinco fueron amigos, tres desconocidos y dos que mejor no hablar de ellos. Ahora sí voy a dejar de escribir, no solo porque estoy agotado y que ésta sea la segunda vez que se me acalambra la mano, sino que me di cuenta que acabo de escribir nada más y nada menos que cuatrocientas cincuenta y ocho palabras.



Pablo Claro

miércoles, 22 de abril de 2009

EL ENCUENTRO

Muchas veces intenté salir por la noche y caminar por la playa porque seguramente lo disfrutaría muchísimo, pero nunca me animaba. A tal punto que siempre decidía salir por otros lados por temor al aburrimiento que pudiese sentir al estar sólo. Hasta que tomé un poco de valor y dije: -lo voy a hacer, ¿por qué no?, puede llegar a ser una experiencia interesante ¿no?. Y así fue, y vaya si fue interesante. 
Caminaba sobre la arena dejando huellas que solo el agua borraba; y las olas que con todo su repertorio de sonidos, daban su toque sonoro en aquella noche. Hice un descanso en una de las pocas rocas que había en ese lugar y quedé observando el cielo sorprendido al ver tantas estrellas juntas. Parecían trozos de espejos que reflejaban la luz de la luna, por eso la luminosidad de cada una de ellas; y justo cuando giré la vista hacia la derecha veo una caer; entonces aproveché la ocasión y le pedí un deseo como buen supersticioso que soy. En ese momento pensé: -¡cómo me gustaría que fuese un extra terrestre!. Seguí observando esa estrella hasta darme cuenta que no era tal, sino que realmente era un extraño aparato surcando el cielo. 
La estrella efectivamente me había concedido el deseo. Pero no estoy  tan seguro que haya sido así, porque en definitiva no fue una estrella la que cayó, sino una nave espacial. Y si hubiese sabido que era una nave espacial jamás hubiera desaprovechado un deseo pidiendo que pasara otra nave extra terrestre. ¡Pero si las máquinas no conceden deseos!.¡Que locuras estaba diciendo entonces de tanto pensar!. 
Ese extraño aparato aterrizó muy cerca de mí. Se abrieron unas puertas como si fuese un gran ascensor y comenzó a bajar muy lentamente una persona. En ese momento creí que iba a salir un bicho verde con tres ojos, con garras, o el típico marciano con los ojos grandes y la cabeza alargada. Pero no, solo una persona como cualquiera de nosotros. Posó su pie en la arena y quedó observándola como sorprendido. Yo solo esperaba ese momento tan especial del encuentro de seres de planetas diferentes, pero nada, él solo seguía observando la arena. No aguanté más y le dije: -hola, mi nombre es Pablo y soy de este planeta. ¿Y tú de dónde vienes?. 
Tardó tres minutos en responder, pero para mí fueron casi tres siglos. Entonces fue cuando alzó su mirada hacia mí y dijo: 
-¡Sorprendente!. El tipo había quedado un poco paralizado. Yo le decía que eso era arena  y nada más. Le hice como quince preguntas en diez segundos. Quería saber si vivía en una ciudad como las que se ven en las películas  del espacio, si el bicharraco metálico tenía rayo láser, si se tele transportaban como Goku o cosas por el estilo. Hasta le llegué a preguntar si había visto “La Guerra de las Galaxias”. Pero nada, el tipo seguía ahí con lo suyo. Ya me resultaba pesado y aburrido. Pero eso no fue todo, como a los veinte minutos de estar con la vista en la arena no se le ocurrió mejor idea que mirar hacia atrás y darse cuenta que estaba el mar. Abrió aun más grande los ojos y dijo: 
-¡Maravilloso!. Yo pensaba por dentro, ahora el tipo éste se va a quedar otros veinte minutos observando el agua como tonto y yo sin saber las cosas increíbles que puedan existir en el espacio exterior. Pasada la hora, el E.T. seguía ojeando el agua. 
De pronto comenzó a desprenderse  una lagrima de su ojo derecho, se dio la vuelta, me miró e hizo el siguiente comentario: 
-¡Increíble, que suerte tienen!. Esbozó una pequeña sonrisa, se secó su lagrima con su mano, se dio media vuelta y caminó lentamente hacia su nave; giró su cabeza, hizo un especie de gesto como si fuese un saludo japonés y se  introdujo en el aparato para levantar vuelo y perderse en el infinito. En ese momento lamenté no haber traído la cámara de fotos, pero en fin, la experiencia creo que valió la pena, porque ese ser seguramente lo que vio fue algo que ellos no tienen en su planeta, y por eso se quedó tan sorprendido. 
Entonces fue cuando comprendí que a veces no valoramos las cosas que tenemos a nuestro alrededor que pueden ser cosas simples pero con un valor incalculable, y sí a las cosas materiales que muchas veces son innecesarias en nuestras vidas. Tendríamos que aprender a querer y cuidar de lo nuestro un poco más porque la vida es una sola, y los que realmente nos quieren, lo hacen por lo que somos, no por lo que tenemos. 
Pero me quedó una duda con el marciano ese... ¿habrá visto La Guerra de las Galaxias?.


Pablo Claro

sábado, 17 de enero de 2009

Un poco de Humor

En la Universidad de Medicina, los estudiantes estaban recibiendo su primera clase de anatomía con un cadáver real.Están todos reunidos en torno al cuerpo cubierto con una sábana blanca.Entonces el profesor empieza la clase diciendo:- En medicina es necesario tener dos cualidades muy importantes. La primera es no ser escrupuloso...El profesor retiró la sábana blanca y hundió su dedo en el culo del cadáver, lo retiró, se lo metió en la boca y comenzó a chuparlo.-Vamos, ahora, haced lo mismo - le dijo a sus alumnos.Éstos, asqueados, dudaron en obedecer, pero poco a poco, y por turnos fueron introduciendo el dedo y chupándolo después de retirarlo del culo del muerto.Cuando todos terminaron el profesor les miró y les dijo:- La segunda cualidad es observación; yo metí el anular y me chupé el índice.Presten más atención la próxima vez...
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-Mamá... estoy embarazada! ¡Ay hija! ¿pero dónde tenías la cabeza?
-Entre el volante y el equipo de CD.
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Le dice la madre a la hija: "Mija... ¡dicen las vecinas que te estás acostando con tu novio!" "Ay, mami, la gente es más chismosa ... Uno se acuesta con cualquiera y ya dicen que es el novio..."
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"¡María, tu marido se va a tirar por la ventana!" "¡Dile al tarado ese que le puse cuernos, no alas!"
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- " María, ¿estás enferma?... Te lo pregunto porque he visto salir a un médico de tu casa esta mañana..." - "Mirá, vieja, ayer por la mañana yo vi salir a un militar de la tuya y no por eso estás en guerra, ¿verdad?"
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- Dígame. ¿Cuál es el motivo por el quiere divorciarse de su esposo? - Mi marido me trata como si fuera un perro. - ¿La maltrata, le pega? - No, Quiere que le sea fiel...
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Un ladrón le grita a otro, en medio de un asalto: - ¡Viene la policía! - ¿Y ahora qué hacemos? - ¡Saltemos por la ventana! - ¡Pero si estamos en el piso 13! - ¡Este no es momento para supersticiones!
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Le dice un hombre a su mujer a las cuatro de la mañana: - ¿María, quieres que te joda? - ¡¡¡Siiii!!!! - Levántate y hazme una tortilla de patatas

Envía tu chiste a el.cero27@gmail.com
Hoy es un dia diferente al de ayer, no significa ni mejor ni peor, sino diferente.
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Pedido de rescate de posible secuestro :)

Frases Célebres del pofesor Jhon McKeyn